Frases cobardes

Vivimos tiempos cobardes. Hoy la valentía se camufla entre el paso adelante y el paso atrás. Tiempos en los que es fácil venirse a arriba frente a un micro y luego bajarse de rodillas del atril cuando te llueven las hostias por lo que has dicho. Ahí tenemos al arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares con sus declaraciones xenófobas (Y supongo que muy cristianas, dada su condición). Pero claro, una vez el chaparrón te cala hasta la rabadilla hay que salir al trote a pedir perdón, o a retractarse, qué más da… aunque más patético habría sido decir aquello de “me han interpretado mal”, echando la culpa al receptor como si fuera analfabeto.canizares2

Pero, señor Cañizares, por mucha vergüenza que ahora le den sus palabras (cosa que dudo) el mal ya está hecho. Porque en esta sociedad vivimos de pasadas de frenada, y cuando alguien tiene la lengua tan larga es porque otros son capaces de lamérsela. Vamos, que cuando Cañizares dijo lo de “trigo limpio” hay quien le dio la razón. Pero señores, el cobarde ahora se retracta y el fiel seguidor de su palabra tiene que vivir con la penitencia de haberle dado coba.

Pero la tristeza que me provoca Cañizares se me pasa esta noche tras un gintónic. La que me provoca quien se traga las palabras de un político, un cura o un futbolistas, sin haberlas reflexionado, me escuecen como una rozadura. Son tiempos de pastores y borreguitos, donde el director de orquesta levanta una mano en la televisión para que el resto de su banda obedezca sin sentido. Hay hormigas con más autonomía que muchos ciudadanos que siguen a pies juntillas los dictámenes, porque no hay nada más peligroso a que la política se convierta en un partido de fútbol donde da igual lo que suceda en el terreno de juego que “yo siempre defenderé a muerte a mi equipo”.

El peligro de las declaraciones que salen por televisión es eso, que son sólo declaraciones. Que muchas veces ni siquiera el que las dice las cree, pero provoca el mismo efecto que la abeja reina en el resto del panal. Dicho de otro modo, los partidarios de ese individuo se la tragan doblada. Y eso que luego el piltrafilla en cuestión actúa de forma contraria a lo que dice. Da igual, con otra declaración lo arregla, y así sucesivamente…hasta tomar por tonto a su fan, feligrés o electorado…

De ahí el peligro de lo que dijo Cañizares. Por mucho que se retracte…¿ahora qué hacemos con la gente que le dio la razón? De ahí el peligro de lo que ha dicho hoy Rajoy: “es inaceptable amenazar a un tribunal”. Como si una marcha o una concentración frente a esas puertas fuera un láser de francotirador. Como si nunca hubieran existido las concentraciones de gente a las puertas de juzgados para amenazar a un detenido. Como si la detención de Rato a bombo y platillo no fuera un mensaje velado para la justicia. Como si las presiones al juez Pablo Ruz en el caso Bárcenas fueran Ciencia Ficción. Esto último sí que es intimidar a un tribunal, no sólo buscando las formas de evitar las imputaciones sino apartándolo del caso una vez el Gobierno tuvo la oportunidad.

Pero volvamos a esa declaración, que es eso, una declaración. Aunque de primeras uno la considere verdadera o falsa su fuerza real reside en la capacidad de enfrentar ciudadanos. El “problema” de Cataluña y resto de España es una cuestión de rédito electoral, ni más ni menos. Más lo usa como mortaja tras la que envolverse para seguir de pie y no convertirse en un cadáver político; y Rajoy como escudo tras el cual nos deberíamos cobijar el resto de españoles. Es decir, aquí cada uno quiere sacar tajada, y si es con declaraciones que enfrenten a ciudadanos con otros, mucho mejor, porque en esa pelea de patio de colegio algunos quieren seguir siendo los jefes del cotarro. Y a estos dos les interesa la gresca.

Declaraciones cobardes, tras las que esconderse. En cambio otras, que son más valientes, parecen golpear mucho menos el sonajero de nuestra atención. Valiente ha sido Arantza Quiroga tras la desautorización de su partido, el PP. Al menos no se ha escondido en el “no lo hemos explicado bien” (lo que todo Gobierno usa para eludir responsabilidades y decir que los ciudadanos somos tontos por no entender). Quiroga se va porque a su partido le interesa que el tema ETA siga siendo piedra arrojadiza, mientras ella entendía que era momento para acercar posturas.

Valiente ha sido Cayetana Álvarez de Toledo, diputada del PP, que además ha tenido que aguantar que la increparan sus compañeros en el Congreso por decir lo que muchos piensan haciéndose el tonto. Este es el artículo. Juzga tu mismo. Pero mejor piensa si es mejor ser cobarde con hostias o valiente, con hostias también pero sin que te agachen la cabeza. Y piensa si hay que creerse todo lo que se oye…